martes, 21 de octubre de 2008

Crónica de un día no tan común



Como de costumbre salí de la universidad camino hacia mi trabajo. Abordé la ruta 119 que me deja a unas cuantas cuadras cerca del canal donde trabajo. Al montarme, exactamente a las 12 del medio día, observé un poco a la gente que iba en la ruta. Cada quien preocupado por sus problemas y sumidos en sus asuntos. Unos con la mirada distraida, otras platicando con alguna amiga o amigo, madres cargano a sus hijos o hijas. Cada quien con sus vidas. El calor, el sofoque hace que el humor de la gente sea apático. Una madre regaña a su hija de tres añitos. De fondo se escucha un poco de música y al conductor diciendo: "haber, avancen que el centro va vacío, atrás hay lugar".

Generalmente al abordar un bus, vamos tan sumidos en nuestros asuntos que no prestamos atención a lo que hay a nuestro alrededor y si lo vemos y no nos gusta simplemente lo ignoramos. Hoy decidí cambiar esa rutina. Observé todo mi entorno y descubrí muchas cosas.

Después de diez minutos, mientras la ruta avanzaba por las distintas paradas, rumbo a la centroamérica, logré tomar asiento. A mi lado derecho, pagada a la ventana, una señora de blusa oscura, se tapaba del sol con algunos papeles que llevaba en la mano. Enfrente de nuestro asiento otras dos señoras iban sentadas. Una con blusa floriada y manga larga, se hechaba un poco de agua en la cara por la alergia que el calor le producía, las mangas largas las usaba por un problema en la piel que le produce el exponerse al sol (escuhé comentar); a su lado otra señora amiga de mi compañera de asiento platicaba amenamente sobre su día de trabajo. Allá en el asiento delantero, el primero después de la puerta de entrada del bus, un niño de nueve años, aproximadamente, iba sentado vestido de uniforme y con su mochila, rumbo a clases.

Dentro de este desfile de personas y gestos, descubrí algo que me hizo reflexionar mucho. El niño de nueve años estaba platicando con una de las señoras y este le preguntó por un grupo de muchachos que vió en una parada, muchachos que no estaban vestidos de uniforme y aparentemente eran de los que limpian los vidrios en los semáforos. El niño preguntó porqué esos muchachos no estaban en la escuela, la señora le contestó que seguramente eran unos vagos que no tenían nada que hacer. El niño la quedó viendo y le dijo que no lo creía posible que más bien lo que a el le parecía es que en nicaragua hay mucha injusticia y que por eso no todos pueden ir a la escuela.

Al escuchar estas palabras, inmediatamente tomé mi libreta y apunté eso. Me pareció increible como un niño está completamente empapado de la situación que vive nuestro país, como un niño a sus nueve años ya está creciendo con la desesperanza de un país en el que la justicia es inexistente. La señora aparentemente era simpatizante de algún partido y quiso convencerlo de lo contrario. El niño hizo caso omiso y la ignoró sin ningún gesto grosero. En ese momento comenzé a reflexionar sobre todo lo que está pasando y como lo vemos reflejado día a día. Cómo existe la necesidad de educar a nuestra niñez con la esperanza de crear una mejor sociedad donde exista la igualdad y el respeto a los derechos de los demás.

En ese momento, desperté como si estuviera soñando y me di cuenta que estaba cerca de mi destino, me levanté y caminé hacia la puerta. El niño esperaba ansiosamente que el bus parara para bajarse. El bus se detuvo y me bajé pensando en lo que había visto y escuchado hoy.

El objetivo de esta crónica es compartir un poco sobre lo que sentí en ese momento y reflexionar sobre como podemos ver y escuchar muchas cosas cuando vamos en una ruta. Cosas que nos hacen pensar y hacer una retrospectiva de como anda nuestra vida. Esto me hizo pensar que una de las cosas que más se descuida en nuestro país es la educación y todos los gobiernos han prometido mas escuelas, mejor educación pero nunca llevan a cabo el plan completamente. Si se construyen escuelas, pero no se rigurisan los planes de estudio.

Ahora nos vemos en la pocision de elegir un candidato y muchos y muchas no sabemos que es lo que nos ofrecen y si realmente conviene votar por ellos. No se ha logrado una correcta difusión por parte de los medios para dar a conocer correctamente esos planes.

Managua, 21 de Octubre 2008
Claudia Mejía Díaz

1 comentario:

Unknown dijo...

Claudia, sería un sueño hecho realidad si todos los niños tuvieran esa capacidad de reflexión. Si a veces nosotras mismas no vemos nuestra injusta realidad...
Yo coincido con tu planteamiento de la necesidad de mejorar el sistema educativo. Porque la educación es una de las más grandes herramientas que tenemos.